¿Qué pensar cuando estás enfermo?

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Nuestros cuerpos son como un automóvil que Dios nos provee para conducir alrededor de la tierra. Si queremos que se desempeñe a su máxima capacidad y estar aquí por un largo tiempo, entonces tenemos que optar por pensar de manera que le ayude.

La verdad es que todos nuestros pensamientos, buenos o malos, tienen un efecto en nuestra anatomía física. La ciencia ha demostrado que los pensamientos positivos y esperanzados aumentan la energía, mientras que los negativos, los desesperados, drenan la energía. De hecho, la investigación muestra que entre el 75 y el 98 por ciento de las enfermedades mentales, físicas y del comportamiento provienen de la del pensamiento. La mente y el cuerpo están definitivamente conectados.

Pensando y Hablando Su Palabra Dará Un Aliento de Vida a Nuestra Situación

Cuando estamos enfermos, al enemigo le gusta bombardear nuestras mentes con pensamientos negativos como: esto nunca va a funcionar. Nunca te vas a aliviar. sólo va a seguir empeorando. Sin embargo, una de las maneras que he aprendido para detener los pensamientos equivocados es llenar mi mente con los pensamientos correctos de la Palabra de Dios. Hebreos 4:12 dice: La Palabra que Dios habla está viva y llena de poder. Pensar y hablar Su Palabra da vida a nuestra situación.

Hace años cuando estaba luchando contra el cáncer, Dios puso en mi corazón llenar mi mente con las siguientes cosas, luego hablarlas en voz alta tan a menudo como pudiera. Yo pensé y dije: «Dios, yo sé que Tú me amas.» Yo creo que todas las cosas funcionan para bien a aquellos que te aman y son llamados de acuerdo a Tu propósito. Pongo mi confianza en Ti, y no temeré «(Romanos 8:28, 35-39, Josué 1: 9, Proverbios 3: 5)

No importa el tipo de enfermedad con la que estás luchando, te animo a enfocarte en las cosas que son positivas y llenas de esperanza de la Palabra de Dios. Piensa, soy bendecido, y cada día me estoy haciendo más fuerte-el Señor renueva mi fuerza. Recibo sanación porque Jesús murió para quitar la enfermedad y dolencia. Dios tiene un gran plan para mi vida, y estoy esperando grandes cosas para mi futuro. ¡Algo bueno me va a pasar hoy! (Isaías 30:18, 40:31, 53: 5, Efesios 1: 3, Jeremías 29:11)

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