Tener que internar a un niño es tal vez una de las experiencias más movilizadoras en la vida de una familia.
Desde el menor que muchas veces entiende poco de lo que le está pasando, pasando por la angustia de los padres de verlo en una cama -por más buena hotelería que tenga el lugar- de un centro de salud, hasta la logística de atender la demanda de hermanitos si es que los hay y todo lo que implica estar fuera de casa y con un ser querido hospitalizado.
Según relevamientos, el 25% de los niños tendrá durante su infancia algún ingreso en internación y los procedimientos quirúrgicos representan una de las causas más frecuentes de hospitalización en pediatría.
Un trabajo publicado en el Journal of Pediatrics Psychology, asegura que el 75% de los niños que tienen una cirugía programada presenta ansiedad y distrés emocional. Dicha investigación asocia el cuadro de ansiedad a posibles efectos adversos, necesidad de mayor sedación y más dolor postquirúrgico.
El Servicio de Pediatría del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), que este mes celebra 20 años de trabajo, viene perfeccionando sus herramientas para que estos eventos sean cada vez menos traumáticos para la familia.
Es por eso que utiliza un repertorio de estrategias enfocadas al cuidado emocional del niño internado, que son transversales para todo el equipo de salud y cuya efectividad se estudió en otros países:
La importancia de la familia en la recuperación
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Internaciones más abreviadas
Se demostró en otros países la eficacia de las intervenciones cortas para mejorar la calidad de la atención. La estrategia prevé que según cómo evolucione el cuadro, el niño permanezca en la institución la menor cantidad de tiempo para poder recuperarse en su ambiente familiar.
Implementar nuevas tecnologías
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Un estudio japonés publicado en The Journal of Pain habla de predictores psicosociales prequirúrgicos y refiere que entre el 40 y 60% de los niños que tienen dolor, puede estar condicionado por la ansiedad de los padres.
Contención de los profesionales y enfoque interdisciplinario
Los profesionales, no importa cuál sea su especialidad, deben estar capacitados para brindar contención y orientación emocional a toda la familia.
El foco debe estar en armar un equipo donde los médicos, enfermeros, psicólogos, y otros componentes del equipo de salud puedan discutir posturas y buscar los mejores métodos y técnicas para brindar una atención integral.