Juan 14.13, 14

¿Alguna vez se ha preguntado por qué oramos si ya Dios está al tanto de todo? ¿Qué logran nuestras oraciones?

Primero, la comunión con Dios conecta su Espíritu con el nuestro. Para que la relación sobreviva ambas partes tienen que hablar.

Segundo, Dios nos comunica su voluntad por medio de la oración. Si buscamos obedecerlo, entonces oraremos con mentes y corazones abiertos. A su vez, el Señor inspira en nosotros el deseo de pedirle lo que desea traer a nuestra vida.

Tercero, la comunión con Dios nos da la oportunidad de participar en su reino en la Tierra. A medida que aprendemos a confiar en Él para obtener respuestas, nos da mayores tareas en la oración. El Señor pondrá una carga en nuestro corazón para orar por la salvación de un amigo, de las personas que sufren un desastre natural o por el estado de nuestra nación. Cuando veamos una respuesta, ya sea grande o pequeña, sabremos que Él nos bendijo al incluirnos en el proceso.

Dios nos pide que oremos, porque quiere que nos involucremos en su trabajo. ¡Qué privilegio tan grande tenemos de poder ir ante nuestro Padre, y saber que está interesado en lo que queremos decirle! De hecho, se complace cuando le pedimos por nuestras necesidades o las necesidades de otra persona. Y si oramos de acuerdo con su voluntad, Él siempre responde.

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