Rami Arav, arqueólogo de la Universidad de Nebraska, asegura que, luego de más de 30 años de investigación en el área en busca de esa ciudad bíblica, ha podido determinar su ubicación en el sitio arqueológico de Et-Tell, a orillas del río Jordán.
En sus excavaciones, el equipo de arqueólogos pudo desenterrar fortificaciones monumentales, almacenes de alimentos y la puerta de la ciudad; vestigios todos que datan de la Edad de Hierro.
En opinión de Rami Arav, esas ruinas pertenecen a la capital del reino de Geshur, más tarde Betsaida. El lugar ya aparece mencionado en el Libro de Josué -Antiguo Testamento- como una de las ciudades que rodean el Mar de Galilea (o Lago de Tiberíades), con el nombre de Zer o Tzed, que sería la denominación original de la antigua ciudad y que significa cacería y también pesca en hebreo, y de la cual derivó luego el nombre Betsaida, ciudad de pescadores.

Betsaida fue escenario de varios momentos clave la vida de Jesús, el Mesías inicia su recorrido en Betsaida donde recluta a sus dos primeros discípulos, Pedro y su hermano Andrés, ambos pescadores. “Seguidme y os haré pescadores de hombres”, les dice, y ellos dejan las redes y las barcas y ya no habrá marcha atrás. También Felipe, otro discípulo, era originario de Betsaida. “Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro”, dice el Evangelio de Juan.

Allí también, siempre según el relato de la Biblia, Jesús curó a un ciego y caminó sobre las aguas. Pero tal vez el milagro más popular es el de la multiplicación de los panes y los peces, episodio relatado en el Evangelio de Lucas.